Todos
los días tres de mayo es tradición celebrar “El día de la Cruz “, “La Cruz de
Mayo”, “La fiesta de las Cruces”, etc.
Tradición
que se remonta a tiempos de Santa Elena, nacida allá por el siglo III. Se narra que fue Santa Elena quien halló la
auténtica Cruz donde murió Cristo, y que murió rogando a todos los creyentes
que celebraran la conmemoración de aquél día y así se instituyó el día 3
de Mayo como conmemorativo para esa celebración.
El enraizamiento
de esta popular fiesta deriva de unas galas efectuadas por los romanos.
La fiesta
de las Cruces de Mayo en Granada se establece
ya como tradición a principios del siglo XVII y desde entonces se festejaba cada
año con mayor participación ciudadana e imaginación popular, que convierte
todos los rincones de la ciudad en un buen espacio para implantar hermosos
monumentos a la Cruz y adornar cada espacio con preciosas y grandes obras de arte floral y en los que se aprovecha en
cada rincón los utensilios utilizados por cada gremio, asociación o
particulares que festejan dicho día. Rincones de reunión y algarabía de los
vecinos, de las cofradías, de los visitantes, en fin de los amigos.
A lo largo de mis visitas a estos monumentos durante
años he visto de todo: Además de las obligatorias flores y macetas de todo
tipo, máquinas de coser, ruecas de hilanderas, mantones de manila, vestidos de
faralaes, carretas, tinajas de barro o madera, cubas, herramientas de todo tipo,
churros, espárragos, pajitas de bares, etc… , en fin cualquier elemento ornamental
que entre en la imaginación de los creadores de cada Cruz y por supuesto
siempre sin faltar “el pero”. Hábito que contrarresta los peros de sus
visitantes, pues cada visitante tiene su “pero”. (Que bonita es, “pero……esta
mejor la otra, o es pequeña, o demasiado grande, o le falta aquello, etc..)
¿Y qué es “el pero”? El pero es ni más ni menos y
tan sencillo como una manzana pinchada por una tijera abierta que, por tanto,
sirve para cortar los peros que a cada cruz el visitante se ve con el derecho u
obligación de hacer.
Pues en fin, que este año me he sentido defraudado,
anonadado, cabreado y entristecido después de tantos años. Mi visita a Granada
se ha visto anodina al confirmar que infinidad de rincones tradicionales donde
en años anteriores había una cruz plantada, este año estaba pleno de ausencias.
Ya sé que la crisis está haciendo daño a todo el
mundo y a España en particular y que por supuesto, a todas y cada una de las
celebraciones les afecta, pero cuando además de a esta situación se le añaden
cortapisas, trabas y prohibiciones por los estamentos oficiales, por
politicuchos de tres al cuarto que prefieren pasar a la posteridad como rácanos y traidores a las tradiciones, me enerva muchísimo
más y que conste que no soy clerical, pero me encanta disfrutar de la belleza de
las situaciones y de las tradiciones, aunque por el camino que vamos y con
gentuza de este tipo a quienes consentimos que sigan rigiendo nuestra ciudad
esto se termina en un santi amén.
©Carpin 04/05/12
FOTOGRAFÍAS PARA RECORDAR
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