DESNUDOS. Doble rasero

¡Cuántos desnudos se ven por este mundo tramposo!,

desnudos de esperanza, desnudos de aliento.

¡Cuántos desnudos se observan en este planeta capcioso!,

cubiertos de dolor , llenos de abatimiento.

Y a ninguno escandaliza ver este sufrimiento,

y no se gasta un ápice en cambiar ese contexto,

pero si de sentir hablamos, ese es otro argumento

y sin pérdida de tiempo se reclama lo correcto.  

¡Cuántos desnudos se conocen en esta vida fullera!,

desnudos de ética, desnudos de integridad.

¡Cuántos desnudos se advierten en esta existencia artera!,

cubiertos de maldad, llenos de indignidad.

Y a nadie inmuta conocer semejante desdoro

e incluso ríen cuando otros caen en el lodo,

pero si en algo les toca, se visten un improperio

y de inmediato se corre a denunciar el atropello

¡Cuántos desnudos sorprenden en este compromiso tortuoso!,

desnudos de bondad, desnudos de condición.

¡Cuántos desnudos se perciben en este suceso tramposo!,

cubiertos de falsedad, llenos de consunción.

Y a nadie enerva observar tal situación

y se presta cortesía a la general disposición,

pero si de aceptar se trata, cubren su necio corazón

como becerros mugen reclamando la atención

Mas cuando esos mentecatos un desnudo avistan,

un desnudo de vestimentas que no de honestidad,

como retrógrados recalcitrantes se escandalizan

y rasgan sus vestiduras por la ofensa sin igual

Les  escandaliza vernos tal cual vestimos,

que es como al mundo llegamos,

todos y cada uno, cuando nacimos.

Limpios de corazón y desnudos de desenfrenos.

Los exabruptos salidos por esas bocas sin son,

que  intentan por doquier con su doble actuación,

que todos cumplan sus normas sin excepción,  

no son dignos de tenerse, ni mucho menos en consideración.

©Carpin - 30 / 04/ 2009